Me niego a ser lesbiana. Capítulo 16: Juventud, divino tesoro
...permanecía muda, pero al parecer alguien le había alcanzado un dildo y ahora castigaba su almejita con él, recibiendo constantes miradas de todas las presentes, le estábamos brindando la atención que a ella tanto la excitaba, tenía la certeza de que allí estaba su morbo, en sentirse deseada, por quien fuera...